La videovigilancia móvil empieza a ganar terreno en Argentina como parte de una nueva forma de pensar la seguridad en movimiento. La incorporación de cámaras, sensores y sistemas inteligentes en colectivos, camiones y autos particulares apunta a transformar la prevención del delito y a reducir los accidentes en los próximos años.
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Videovigilancia móvil: un mercado en crecimiento con impacto local
La movilidad urbana y la logística atraviesan un proceso atravesado por la inteligencia artificial y la conectividad. En ese contexto, la videovigilancia móvil se perfila como un elemento clave en el transporte. Según estimaciones de la Cámara Argentina de Seguridad Electrónica (CASEL), hacia 2030 se espera que:
- El 80% del transporte público urbano cuente con cámaras, GPS y transmisión en tiempo real.
- El 60% de las flotas incorpore sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS) y monitoreo del conductor (DMS).
- Un 25% de los autos particulares en zonas urbanas utilicen dashcams o dispositivos de grabación.
- Al menos un 20% de los vehículos sumen tecnologías ADAS básicas de fábrica o como retrofit.
Las proyecciones internacionales acompañan esta tendencia. Según MarketsandMarkets, el mercado global de videovigilancia estuvo valuado en US$ 54.420 millones en 2024 y se estima que aumente de US$ 57.960 millones en 2025 a US$ 88.710 millones en 2030. La proyección indica una tasa de crecimiento anual compuesta del 8,5% para ese período.
En paralelo, de acuerdo con Mordor Intelligence, el mercado de vehículos conectados se estima en US$ 74.390 millones en 2024. La previsión es que llegue a US$ 165.530 millones en 2029, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 17,35 % entre 2024 y 2029.
En el caso argentino, CASEL estima que entre el 15 % y el 20 % del parque automotor contará con conexión en 2030. Este avance permitirá habilitar funciones de comunicación entre vehículos (V2V) y entre vehículos e infraestructura (V2X).
Tal como señalaron desde la cámara: “Ya no hablamos de seguridad estática o reactiva. La seguridad es móvil, proactiva y predictiva. Estas tecnologías transforman la experiencia de transporte y aportan información estratégica para mejorar la operación y salvar vidas”.
Videovigilancia móvil: beneficios en el transporte público, la logística y los autos particulares
Los impactos de la videovigilancia móvil se hacen visibles en distintos sectores. En el transporte público, la presencia de cámaras mejora la seguridad y transmite confianza a los pasajeros. Además, actúa como un elemento disuasivo frente a delitos.
En el sector logístico, el uso de sensores y sistemas inteligentes ayuda a reducir accidentes, optimizar los recorridos y disminuir los costos operativos. En el caso de los vehículos particulares, los beneficios se traducen en una mayor asistencia al conductor y una sensación de tranquilidad en la conducción diaria.
Por eso, invertir en cámaras, sensores y conectividad se presenta como una decisión estratégica que incide directamente en la seguridad vial y en la competitividad.
Videovigilancia móvil: el rol de CASEL y los desafíos hacia una adopción masiva
La Cámara Argentina de Seguridad Electrónica cumple un papel central en la consolidación de la videovigilancia móvil. La entidad impulsa la adopción responsable de estas tecnologías, fomenta la capacitación profesional y mantiene un diálogo activo con las autoridades para actualizar regulaciones.
“El futuro de la movilidad segura en Argentina dependerá de la sinergia entre tecnología, normativa y educación. La videovigilancia, junto con ADAS, DMS y vehículos conectados, será un pilar de la seguridad del siglo XXI”, subrayaron desde CASEL.
Sin embargo, para alcanzar un uso masivo de estas soluciones es necesario avanzar en tres ejes centrales:
- Una regulación que establezca pautas claras sobre el uso ético de las imágenes y la protección de datos personales.
- Incentivos económicos que permitan a PyMEs y flotas urbanas acceder a la tecnología sin limitaciones financieras.
- Capacitación técnica para instaladores y operadores de sistemas de monitoreo, asegurando la interoperabilidad entre plataformas públicas y privadas.
Los especialistas coinciden en que integrar estas soluciones va más allá de adquirir hardware. Implica preparar a los conductores, ajustar protocolos de trabajo y garantizar que la infraestructura tecnológica acompañe el proceso.