Los drones en minería emergen como una revolución silenciosa que transforma la toma de decisiones en las operaciones modernas. Su capacidad para registrar, procesar y convertir información del terreno en insumos precisos y accionables impulsa un cambio profundo en cómo se planifica y se controla la producción en minas de todo tipo.
Lejos de la espectacularidad de la gran maquinaria, son estos vehículos aéreos los que hoy comienzan a mejorar la eficiencia y la seguridad desde una nueva lógica basada en evidencia digital.
Lo que en un principio parecía una herramienta experimental o limitada a usos puntuales, hoy funciona como un aliado para tareas diarias de:
- Ingeniería.
- Geotecnia.
- Topografía.
- Seguridad.
- Mantenimiento.
“La minería ha sido uno de los sectores que más rápido incorporó drones en sus operaciones”, explicó Matías Orduña, Socio Gerente de AeroSafe Mendoza, en diálogo con Innovación Digital 360. “Hoy ya no se trata de una tecnología experimental: las principales minas de Argentina y Chile la utilizan de forma habitual”, detalló.

Esta adopción acelerada no es casual. Responde a la necesidad urgente de contar con datos confiables, precisos y actualizados en tiempo real, algo que el sector necesita para operar con eficiencia y seguridad en contextos complejos.
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Drones en minería: una adopción que no para de crecer
La minería fue uno de los sectores que más rápido incorporó drones en sus operaciones. A nivel global, casi la mitad de las minas ya invirtieron en esta tecnología o la aplican y, según Discovery Alert, se estima que para 2025 más del 65% de las operaciones mineras de gran escala la usarán de manera habitual. Esta tendencia también se consolida en América Latina.
Un ejemplo del nivel de adopción es el caso de Chile, donde la empresa RockBlast opera una de las mayores flotas de vehículos aéreos no tripulados de la región, según la revista Nueva Mineria y Energia (NME). Solo en el primer semestre de 2023, sus más de 60 equipos volaron más de 43.000 kilómetros en faenas del norte chileno, una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo.
Algo similar ocurre en Perú. En la mina Quellaveco, operada por Anglo American, se realizan vuelos rutinarios que cubren hasta 600 hectáreas por semana. Ya se procesaron imágenes de más de 20.000 hectáreas, lo que permitió actualizar la información topográfica hasta 2 veces al día.

Cómo los drones evolucionaron a plataformas de inteligencia minera
La evolución de los drones en minería siguió un camino similar al de otras industrias. Al principio se los usó como herramientas de observación y registro visual. Más tarde, comenzaron a funcionar como plataformas capaces de generar información de alto valor estratégico.
Hoy, los vuelos ya no tienen como único objetivo “ver desde arriba”, sino producir modelos 3D con una precisión que permite conocer la superficie y el subsuelo con un nivel de detalle inédito.
Este salto tecnológico fue posible gracias a la incorporación de:
- Sensores de última generación.
- Cámaras de alta resolución.
- Sistemas LiDAR aerotransportado.
- Plataformas multiespectrales.
Estas tecnologías posibilitan verificar avances de obra o monitorear el comportamiento de los relaves.
Al mismo tiempo, tecnologías como la navegación SLAM y los sensores de profundidad hicieron posible algo impensado hasta hace pocos años: volar en túneles y cámaras subterráneas sin señal GPS para reconstruir digitalmente el interior de la mina.
En minería subterránea, esta evolución marcó un antes y un después. Franco Crivaro, COO de Vantit, señaló en diálogo con Innovación Digital 360 que “el mayor avance se da en espacios confinados, donde equipos como el Elios 3 permiten generar modelos precisos y actualizados sin interrumpir operaciones ni exponer al personal”.

Estos avances tecnológicos resolvieron una de las tareas históricamente más riesgosas del sector: inspeccionar lugares estrechos, inestables o con atmósferas contaminadas.
Una adopción cada vez más madura y transversal
Si bien los primeros en incorporar drones en minería fueron los equipos de topografía, hoy su uso se extendió a áreas de:
- Seguridad.
- Mantenimiento.
- Planeamiento.
- Geotecnia.
- Medio ambiente.
La explicación es sencilla: generan información que antes llevaba mucho tiempo obtener o, en muchos casos, era directamente inaccesible.
Orduña lo resumió con claridad: “Los equipos de ingeniería pueden concentrarse en analizar datos en lugar de pasar días en campo midiendo. Con la información procesada, los supervisores tienen resultados listos para usar en menos de 24 horas”. En un contexto en el que cada decisión se mide en horas productivas, esa velocidad tiene un impacto directo en la dinámica de trabajo.
En la minería subterránea ocurre algo similar. Crivaro advirtió que muchas empresas todavía asocian el dron únicamente a vuelos a cielo abierto, pero esa percepción cambia de inmediato cuando ven los resultados de un vuelo en un túnel o en una chimenea.
La posibilidad de ingresar sin interrumpir tareas, sin exponer a nadie y con un nivel de detalle superior al de cualquier método tradicional está impulsando una adopción cada vez más acelerada.
Ventajas estratégicas de los drones en minería: más seguridad, mayor rendimiento y datos de alta precisión
La incorporación de drones en la minería transformó los indicadores clave de operación. Su aporte se manifiesta de manera contundente en tres dimensiones centrales:
- La seguridad del personal.
- La eficiencia de los procesos.
- La precisión de la información que guía la toma de decisiones.
Estas mejoras explican por qué la industria considera a esta tecnología un habilitador fundamental de la minería moderna. Desde Innovación Digital 360 les presentamos una tabla que resume los principales beneficios de su utilización:
| Ventaja estratégica | Qué aporta el dron | Indicador/ejemplo clave |
|---|---|---|
| Más seguridad | Evita que el personal ingrese a zonas peligrosas (polvo, chimeneas inestables, taludes). | Automatización con drones podría reducir 75% la presencia humana en áreas de alto riesgo hacia 2030 (CSIRO, Australia). |
| Mayor rendimiento | Relevamientos mucho más rápidos; menos horas en campo y decisiones más ágiles. | Tiempo total de trabajo (vuelo + procesamiento) hasta 80% menor. |
| Datos de alta precisión | Modelos topográficos con GPS, fotogrametría o LiDAR; mediciones centimétricas y trazables. | Cálculo de volúmenes con <1% de error; exactitud 98–99%. |
Reducción de riesgos: cómo los drones cuidan al personal
Si hay un beneficio que ninguna empresa minera discute, es la seguridad. Cada vuelo reemplaza el ingreso de una o más personas a un espacio potencialmente peligroso, como una cámara con polvo en suspensión o una chimenea inestable.
“Cada vuelo evita exponer al personal a riesgos innecesarios y ese solo dato ya justifica su uso”, afirmó Crivaro. La minería opera en condiciones extremas y cuanto menos tránsito de personas haya por áreas comprometidas, mejor.
La mejora en seguridad ya empieza a medirse. En Australia, por ejemplo, la Agencia Científica Nacional (CSIRO, por sus siglas en inglés) estima que para 2030 la adopción de tecnologías de automatización, incluidos los drones, podría reducir en un 75% la presencia de personal en zonas de alto riesgo, sin afectar la operación, que pasaría a control remoto.

Eficiencia: menos tiempo en campo, más productividad
El segundo gran beneficio es la eficiencia. Tareas de relevamiento que antes necesitaban de jornadas completas, hoy se resuelven en pocas horas. En muchos casos, el tiempo total de trabajo, incluido el procesamiento, se reduce hasta en un 80%, de acuerdo con Crivaro.
Esta velocidad permite que los equipos de ingeniería trabajen con datos actualizados, que la planificación se ajuste con mayor agilidad y que disminuyan los errores provocados por información incompleta.
Modelos confiables y mediciones con exactitud
Otro aspecto clave es la precisión de los datos. Los drones, combinados con sistemas GPS de alta exactitud y tecnologías como fotogrametría o LiDAR, permiten generar modelos del terreno con errores de apenas unos centímetros.
En muchas operaciones, esto se traduce en cálculos de volúmenes de material removido con márgenes de error inferiores al 1% en comparación con los métodos topográficos tradicionales. En la práctica, de acuerdo con el informe de Discovery Alert mencionado anteriormente, ya se lograron niveles de exactitud del 98% al 99% en la medición de volúmenes.

Además, esa precisión viene acompañada de trazabilidad. Cada vuelo deja un registro georreferenciado que sirve como respaldo técnico ante auditorías o certificaciones ambientales. Es decir, no solo se trabaja con datos más fiables, sino también con información verificable.
Un retorno de inversión claro y modelos de servicio que facilitan la adopción
El retorno de la inversión (ROI) suele darse entre los seis y los doce meses, según la escala de la operación. Los ahorros provienen de:
- La reducción de horas-hombre.
- El menor uso de maquinaria en relevamientos.
- Menos días dedicados a inspecciones.
- Una planificación más precisa que evita sobrecostos.
Pero hay un factor adicional que aceleró su adopción: la posibilidad de tercerizar el servicio. “Cuando el servicio se terceriza, la mina accede a la tecnología sin invertir en drones, pilotos o software”, explicó Orduña.
AeroSafe, por ejemplo, se encarga de planificar los vuelos, operar los equipos, procesar las imágenes y entregar el producto técnico final. Esto evita que la minera deba contar con pilotos calificados o con un área especializada, lo que reduce la carga operativa y administrativa.
La tercerización también asegura el cumplimiento regulatorio. AeroSafe opera con pilotos certificados por ANAC, drones matriculados y CETA. Esto ayuda a ajustarse a los requisitos sin que el cliente tenga que encargarse del proceso.
Regulaciones de los drones en minería
Junto con la expansión del uso de drones, las regulaciones también avanzan para encauzar esta tecnología. De acuerdo con el blog del Banco Mundial, cerca del 75% de los países de América Latina ya cuentan con algún tipo de normativa, aunque en muchos casos todavía es incipiente y limitada.

Brasil y México encabezan la región con marcos regulatorios más desarrollados, mientras que otros países actualizan sus reglas para permitir un uso más amplio, pero seguro, de los drones en distintas actividades.
Un caso destacado es Argentina, que modernizó recientemente sus Regulaciones de Aviación Civil (RAAC) vinculadas a drones, bajo un enfoque basado en el riesgo y alineado con estándares internacionales.
La nueva regulación, establecida por la Resolución 550/2025 de la ANAC, reemplazó el esquema anterior de habilitación por clases por tres categorías operativas:
- Abierta.
- Específica.
- Certificada.
Este modelo sigue los lineamientos de la Unión Europea y las regulaciones más avanzadas del mundo.
En la práctica, muchas operaciones mineras con drones se encajan en categorías con requisitos razonables, lo que facilita su adopción sin trámites engorrosos. A la vez, se exige que los pilotos estén certificados y los equipos registrados, lo que profesionaliza la actividad.
El desafío cultural
Más allá de las leyes, persiste un desafío cultural en algunas empresas mineras. Al principio, podía haber cierta resistencia o una mirada que colocaba al dron como un “extra” ajeno al proceso productivo central. Sin embargo, esa percepción cambia cuando los equipos operativos ven los resultados concretos:
- Datos más precisos.
- Menos exposición al riesgo.
- Mayor agilidad en las tareas.
Hoy, la incorporación de drones en minería suele seguir una secuencia habitual. Primero se prueban en un proyecto piloto, ya sea por curiosidad o para resolver un problema puntual. Luego, al comprobar sus beneficios, la tecnología se adopta con decisión en distintas áreas.
Lo que pasó en sectores como la agricultura de precisión también ocurre en la minería: un cambio de mentalidad, donde el uso de datos y herramientas digitales pasa a formar parte de la operación diaria.
Drones inteligentes y automatización: el próximo salto tecnológico en minería
Las tendencias globales muestran que, en los próximos años, los drones serán cada vez más autónomos y plenamente integrados en los sistemas digitales de la mina. Ya existen soluciones de estaciones automáticas que despegan, aterrizan y se recargan sin intervención humana.
En la minería de gran escala, como ocurre en Australia, ya se están probando plataformas de drones completamente autónomos.
Un ejemplo es el de South32, que, según la consultora Best Practice AI, en 2024 implementó en su mina Worsley Alumina su primera plataforma multipropósito sin piloto para la vigilancia de faenas. Estos vehículos aéreos no tripulados, estacionados en el propio yacimiento, pueden volar varias veces por día para monitoreo regular y activarse automáticamente cuando sensores IoT detectan alguna anomalía.

La inteligencia artificial será fundamental en esta nueva etapa. Se espera que estos vehículos aéreos no tripulados integren algoritmos capaces de analizar en tiempo real los datos recolectados para detectar cambios sutiles en el terreno, grietas, deformaciones o señales de fallas estructurales antes de que sean visibles al ojo humano.
De hecho, algunos gigantes mineros ya utilizan modelos de IA junto con imágenes aéreas para anticipar desprendimientos en taludes o filtraciones en tranques de relaves.
“En cinco años, los drones serán parte del sistema productivo de cualquier operación moderna”, anticipó Orduña. Por su parte, Crivaro coincidió con esta postura y agregó: “El futuro está en la automatización y la integración de datos”.
En el futuro cercano, también se verán enjambres de drones trabajando de forma coordinada para cubrir grandes áreas en simultáneo, sensores aún más sofisticados y mejoras en las baterías que extenderán la autonomía de vuelo.
Una revolución silenciosa, pero imparable
Lejos de ser una moda pasajera, los drones representan una revolución silenciosa que está transformando la forma de operar en la minería. No vienen a reemplazar herramientas ni maquinaria tradicionales, sino a complementarlas y potenciarlas.
Gracias a esta tecnología, hoy es posible:
- Planificar con mayor precisión mediante modelos actualizados del terreno
- Medir con exactitud centimétrica lo que se extrae o se mueve
- Anticipar riesgos geotécnicos o de seguridad antes de que se conviertan en incidentes.
- Operar con estándares mucho más altos en materia de protección del personal.
Además, como toda revolución silenciosa, su impacto se refleja en los resultados:
- Menos incidentes.
- Más productividad.
- Decisiones más informadas.
Y lo más importante es que esto recién empieza. Con la automatización y la IA en pleno proceso de integración, el potencial de los drones en minería no hará más que crecer.







