Los delitos informáticos dejaron de ser lentos y previsibles. Hoy se concretan en segundos y, muchas veces, desde la propia app bancaria. En la Argentina, el 79% de los fraudes ocurre en canales móviles, según datos de BioCatch. Este contexto obliga a los bancos a responder con medidas más eficaces.
El vishing, junto con el phishing, smishing y spoofing, forma un entramado complejo que logra engañar incluso a usuarios atentos. “Los ataques ya no son tan obvios. Usan información filtrada, llaman por el nombre, generan urgencia y se apoyan en datos reales para parecer confiables”, explicó Hilario Perurena, Head of Infrastructure en Flux IT.
Vishing y la evolución de las estafas digitales
El phishing tradicional, ese que llegaba por correo con errores ortográficos, fue reemplazado por tácticas más sutiles y efectivas. El vishing combina llamadas falsas que simulan ser del banco con datos obtenidos en la dark web, voces creadas a partir de audios públicos y mensajes cuya calidad resulta difícil de distinguir de la realidad.
La inteligencia artificial potenció estas maniobras. Sin embargo, hay un punto que muchas veces se deja de lado: el diseño de las apps. En la búsqueda por ofrecer rapidez y facilidad de uso, muchas descuidan los riesgos que eso puede acarrear.
Cómo las apps bancarias pueden frenar el vishing
“La app no es solo una herramienta, es la primera línea de defensa del usuario. Pero muchas veces actúa como si fuera neutral”, señalaron desde Flux IT.
Las soluciones técnicas del backend son importantes, aunque el diseño también puede convertirse en una barrera activa. Incorporar alertas inteligentes, por ejemplo, permite detectar movimientos inusuales. Si un cliente que nunca opera de madrugada intenta transferir una suma importante a las 3 de la mañana, el sistema podría bloquear la operación y pedir una validación adicional.
Recomendaciones para protegerse frente al vishing
El Informe 2025 de CrowdStrike muestra que los casos de fraude y extorsión aumentaron un 15% en la región, y en la mayoría, el primer contacto se dio a través de ingeniería social.
Hoy las estrategias no apuntan a vulnerar sistemas, sino que buscan vulnerar a las personas. Para reducir riesgos, los especialistas recomiendan desconfiar de mensajes o llamados inesperados, aunque parezcan oficiales, no compartir nunca el token, las claves ni ningún dato personal, y cortar la comunicación para contactar al banco por canales oficiales.
El diseño digital seguro tiene que actuar como un escudo visible en cada operación bancaria. La responsabilidad no es solo de los usuarios, sino de toda la industria.