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En qué consiste el “Triángulo del Fraude” y por qué resulta clave que las empresas lo conozcan

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Permite comprender por qué tiende a producirse el fraude. En este tipo de situaciones nos encontramos primero con una persona que está o se siente presionada, detecta la oportunidad y encuentra un justificativo que le suena razonable para llevar a cabo el fraude. Estos tres componentes suelen ser una constante.

Publicado el 31 Jul 2023

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El fraude a nivel mundial continúa escalando a niveles escalofriantes: más de 2.110 casos confirmados con pérdidas totales que ascienden a la asombrosa cifra de 3,6 billones de dólares, según el último reporte de la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados (ACFE)

Qué es y cómo puede detectarse

La Federación Internacional de Contables define el fraude como “un acto intencional cometido por una o más personas de entre la administración, los encargados del gobierno corporativo, empleados o terceros, que implique el uso de engaño para obtener una ventaja injusta o ilegal”.

Puede detectarse a través de errores en los estados financieros, pero es crucial distinguirlo de las equivocaciones no intencionales en la presentación de informes. El diferenciador clave reside en si la acción subyacente que la causó fue intencionada o no.

Los expertos de la consultora Grant Thornton han identificado tres grandes categorías de fraude corporativo en todo el mundo: apropiación indebida de activos, corrupción y fraude en los estados financieros.

Las conclusiones de la ACFE indican que el 47% de los casos de fraude están relacionados con la apropiación indebida de activos, que abarca la malversación de ingresos, el robo de activos físicos o propiedad intelectual, los pagos por bienes y servicios no recibidos o el uso personal de los activos de una entidad. 

La corrupción representa el 12% de los casos, y el 32% implica tanto apropiación indebida como corrupción. Solo el 1% de los casos corresponde a fraude en los estados financieros. A pesar de ser menos frecuente, el fraude en los estados financieros provoca una pérdida media de 593.000 dólares, mientras que los casos de apropiación indebida de activos dan lugar a pérdidas de 100.000 dólares.

Marcelo Pinto, socio de Servicios de Asesoría de Grant Thornton Argentina, ha llamado la atención sobre la correlación entre estas estadísticas y el reciente informe de Transparencia Internacional sobre el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2022 para América Latina. 

El informe enfatiza que la falta de acciones audaces y firmes para combatir la corrupción y fortalecer las instituciones públicas está alimentando las actividades del crimen organizado, socavando la democracia, los derechos humanos y amenazando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En qué consiste modelo del “triángulo del fraude”

Permite comprender por qué tiende a producirse el fraude. En este tipo de situaciones nos encontramos primero con una persona que está o se siente presionada, que luego detecta la oportunidad y encuentra un justificativo que le suena razonable para llevar a cabo el fraude. Estos tres componentes suelen ser una constante.

La presión, explican los expertos, usualmente es el motivo y suele ser económico. La persona percibe una necesidad económica tanto personal como laboral y comienza a considerar llevar a cabo el acto.  

La oportunidad desempeña un papel definitorio en el método de comisión del acto ilícito. Los autores pueden encontrar una forma sencilla de explotar la confianza y resolver sus problemas con un bajo riesgo percibido de detección. Eligen métodos que les permiten mantener sus acciones en secreto, ya que pueden tener una reputación o un estatus que mantener.

Por último, la racionalización es un componente crucial del fraude, ya que los autores tratan de justificar sus acciones. Se ven a sí mismos como individuos “normales” y honrados y buscan excusas aceptables y decentes para su comportamiento.

Las industrias y sectores más afectados

Ciertas industrias, como la banca, el gobierno, la industria manufacturera, la sanidad y la energía, tienden a experimentar más casos de fraude. Esto se alinea con el factor de oportunidad del triángulo del fraude, ya que estas industrias pueden presentar mayores posibilidades de actos ilícitos y una baja probabilidad de detección, especialmente a través de estafas electrónicas que generan exacciones indebidas.

Alejandro Chiappe, otro socio de los Servicios de Asesoramiento de Grant Thornton Argentina, subraya que estos casos de fraude suelen implicar a empresas o particulares con posibilidades de recuperar parte o la totalidad de las pérdidas directa o indirectamente a través de la cobertura de seguros. Esto puede diluir el impacto del delito, haciendo que el daño directo sea menos visible dentro de la comunidad.

Red Flags

Detectar el fraude a tiempo es vital, no solo para reducir su impacto económico y en la reputación de una empresa, sino también para disuadir de futuras acciones fraudulentas. Los expertos subrayan la importancia de prestar atención a diversas red flags relacionadas tanto con los individuos que cometen los actos como con la información financiera.

Entre las banderas rojas más destacadas se encuentran las transacciones inadecuadas para la naturaleza de la empresa, los reembolsos de gastos de empleados inusualmente elevados, los pagos de horas extraordinarias no relacionadas, las declaraciones de horas extraordinarias que no se corresponden con el trabajo real, las transacciones con terceros vinculadas a los empleados, las cuentas bancarias excesivas, los cambios frecuentes de auditores externos, la elevada rotación de empleados, la falta de documentación y los descubiertos inesperados.

Las señales de alarma relacionadas con los recursos humanos también desempeñan un papel importante, sobre todo cuando el fraude se debe a la insatisfacción de los empleados con las condiciones de trabajo o el entorno. La insatisfacción puede deberse al rechazo de aumentos salariales o de puesto, a recortes salariales o de prestaciones, al miedo a perder el empleo o al conocimiento de un despido inminente.

Detectar estas banderas rojas es tan crucial como las medidas que se tomen tras su identificación. Establecer un sistema en las organizaciones que no solo identifique, sino que también clasifique y analice las banderas rojas puede conducir a medidas de control exhaustivas, como el uso de indicadores de fraude (KFI). Sin embargo, un sistema eficaz debe fomentar una cultura antifraude en toda la organización.

De forma complementaria, las líneas de denuncia anónimas pueden servir como herramientas de investigación adicionales para abordar y contener los comportamientos negativos dentro de la organización.

Los expertos de Grant Thornton coinciden en que la vigilancia de los indicios de fraude no es solo una responsabilidad profesional de los auditores o consultores, sino también una cuestión de actitud hacia todas las actividades en las que participan las personas, ya sea como empleadores, empleados, clientes, proveedores o consumidores. Respetar los valores éticos y demostrar un comportamiento y una actitud adecuados como líderes es fundamental tanto a nivel interno de la empresa o institución como en su integración en el entorno social más amplio en el que opera.

Prohibida su reproducción total o parcial.

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Nicolás Della Vecchia

Periodista especializado en innovación, tecnología y negocios.

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