La economía del conocimiento en 2025 muestra señales concretas de reactivación luego de que el Gobierno avanzara con la flexibilización del régimen de acceso al dólar. La salida parcial del cepo, la flotación entre bandas y la normalización de una porción significativa del mercado cambiario generaron condiciones más favorables para exportar servicios, proyectar inversiones y reducir la rotación laboral.
En un escenario donde la previsibilidad cambiaria es tan relevante como la infraestructura o el talento profesional, este giro en la política económica permite recuperar terreno frente a otros países con los que Argentina compite.
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Impacto de la normalización en la competitividad de la economía del conocimiento en 2025
El nuevo esquema de flotación entre bandas cambia el juego para el sector. La posibilidad de acceder a un tipo de cambio más realista mejora la competitividad de las empresas frente a sus pares regionales. La apreciación responde al resultado de la “Encuesta de Perspectivas 2025” elaborada por Argencon, donde las compañías del sector ubicaron la normalización cambiaria como el factor con mayor impacto para potenciar sus negocios.
El tipo de cambio que refleja las condiciones del mercado permite arbitrar precios sin perder margen de ganancia y vuelve más atractiva la oferta de servicios exportables. Esa corrección, que equilibra distorsiones previas, funciona como una herramienta clave para planificar el crecimiento. La estabilidad en el esquema también resulta central para diseñar estrategias a mediano y largo plazo, donde ya no alcanza con el talento técnico: se necesitan reglas claras y previsibles.
La economía del conocimiento en 2025 representa el cuarto complejo exportador del país. En 2024, generó más de US$ 8.000 millones, lo que equivale al 9,2% del total nacional, con una suba del 15,5% frente al año anterior. A pesar de estos avances, la participación argentina en las exportaciones globales de servicios basados en conocimiento bajó del 0,37% en 2010 al 0,25% en 2023, según datos de la OMC.
En América Latina y el Caribe también perdió participación, al caer del 17% al 13%. El desafío para la próxima década es escalar y recuperar terreno, con un objetivo posible de US$ 30.000 millones anuales si se sostienen las condiciones actuales.
La economía del conocimiento en 2025 frena la fuga de talento y estabiliza el empleo formal
El acceso al dólar también mejora la capacidad del sector para retener profesionales. Una de las consecuencias más dañinas del cepo fue la dificultad para ofrecer salarios competitivos frente a la alternativa freelance en el exterior. Esa desventaja obligó a muchas empresas a perder recursos clave que migraron hacia esquemas de contratación directa con cobros internacionales.
Con la posibilidad de pagar en dólares, las industrias cuentan ahora con mejores herramientas para mantener sus equipos. La estabilidad en las dotaciones de personal genera un efecto positivo sobre la productividad, ya que permite consolidar procesos, fortalecer equipos y desarrollar habilidades específicas sin la amenaza constante de rotación.
Además, estabilizar el empleo formal no solo favorece a las compañías. También ayuda a dinamizar el entramado local de proveedores y servicios vinculados, fortaleciendo el ecosistema productivo alrededor de la economía del conocimiento en 2025.
Exportaciones con previsibilidad: el nuevo horizonte para la economía del conocimiento en 2025
La sostenibilidad del nuevo régimen cambiario abre oportunidades para el presente y también define el terreno para atraer nuevas inversiones, instalar centros regionales de operación y firmar contratos globales a largo plazo. Para que eso suceda, los jugadores internacionales necesitan condiciones mínimas de certidumbre macroeconómica.
En este punto, la recuperación de una estructura de reglas comprensibles y sostenidas en el tiempo permite proyectar. Ya no se trata solo de enviar talento al mundo, sino de construir una plataforma exportadora con base local. Un esquema donde Argentina no dependa únicamente del bajo costo laboral y que pueda competir por calidad, innovación y previsibilidad.
Desde Argencon aseguran que el sendero de normalización actual abre una etapa de mayor protagonismo para el sector. Consideran que el nuevo marco económico “posibilita que nuestros productos y servicios no solo impulsen las cadenas productivas locales, sino que se proyecten al mundo con mayor competitividad”.
Ese salto de escala requiere continuidad en las políticas y consenso para sostenerlas. La economía del conocimiento en 2025 ya dio señales claras de lo que necesita para crecer. El desafío es no volver atrás.