Hace meses, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) eliminó a través de la resolución general 4290 la obligatoriedad en el uso de controladores fiscales.
Ante esta medida, hoy aproximadamente el 83% de los microempresarios y el 16.8% de las pymes de este país se encuentran frente al reto de reemplazar el equipamiento electrónico que permite la emisión de facturas (al que se conoce como controlador fiscal) por otras formas de emisión aprobadas por el organismo.
Una de ellas es el Punto de Venta con Facturación electrónica. A continuación, cuatro motivos que brindan especialistas argentinos de software de Gestión y Facturación para pymes, para inclinarse por tecnologías de facturación electrónica e ir dejando de a poco los controladores fiscales.
Comprobantes impresos y digitales
La facturación electrónica ofrece la posibilidad de enviar comprobantes fiscales por correo electrónico y, además, la integración de las impresoras térmicas a su sistema. “Siempre están aquellos que quieren continuar emitiendo tickets fiscales de manera física”, explican.
Costos
Aproximadamente, un controlador fiscal tenía un costo promedio que sobrepasa los $ 90 mil pesos (posiblemente hoy sea más, por culpa de la inflación). Además – señalan los expertos- se requiere uno por punto de venta y, quienes son responsables inscriptos, necesitarán también de un equipo de soporte por sucursal e impresoras térmicas. Como contracara, hoy se pueden encontrar soluciones de software de facturación electrónica con puntos de venta, a partir de tarifas mensuales mejores a $1200.
Procesos automatizados
Un sistema de facturación en la nube permite automatizar un montón de procesos que con un controlador fiscal deben hacerse a diario y de forma manual. Esto permitirá optimizar esfuerzos y tiempos. “Entre los procesos automatizados se puede encontrar la gestión de informes y reportes, así como la actualización de inventario”, profundizan.
Más funciones: Para cerrar, los expertos argentinos explican que un punto de venta ofrece funciones adicionales como el control de turnos, devoluciones y la gestión de efectivo; mientras que los controladores fiscales se limitan a procesar, registrar y emitir comprobantes resguardando datos fiscales.