La ciberseguridad en fintechs y bancos digitales se convirtió en un eje central de la agenda 2026, impulsada por una transformación digital acelerada que expuso al sistema financiero latinoamericano a nuevos niveles de riesgo.
Este crecimiento tecnológico vino acompañado de un aumento sin precedentes en fraudes, ataques de ransomware y filtraciones de datos, lo que obligó a las entidades a reforzar sus estrategias de protección para lo que viene.
Las consecuencias económicas de un incidente pueden ser devastadoras: en 2024, según un reporte de IBM, el costo promedio de una filtración de datos en la región fue de 2,76 millones de dólares, un 12% más que el año anterior. En el sector financiero, ese monto se elevó a 3,22 millones.

Ese nivel de impacto, similar al de los promedios globales, puede determinar si una fintech logra sostenerse o entra en una cadena de pérdidas económicas e incluso de usuarios. Por eso, la ciberseguridad empezó a entenderse como una inversión para proteger ingresos, reputación y la confianza de los inversores.
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Crecimiento de incidentes y presión regulatoria
Según un informe del Banco Mundial, América Latina es la región donde más crecieron los incidentes cibernéticos divulgados, con un promedio anual del 25% en la última década. El sector financiero, junto con el sector público, es el blanco preferido de ese ecosistema.
Las regulaciones refuerzan este cambio de paradigma. En Argentina, por ejemplo, el Banco Central (BCRA) estableció lineamientos estrictos para responder a ciberincidentes.
De acuerdo con el Boletín Oficial, a partir de ahora, bancos y proveedores de servicios de pago están obligados a notificar los incidentes al regulador dentro de la primera hora de su detección, con actualizaciones frecuentes, y a enviar un informe final en un plazo máximo de 5 días corridos tras su resolución.
Estas exigencias, incluidas en la Comunicación “A” 8280/2025, dejan en claro que la continuidad operativa y la resiliencia digital ya forman parte del corazón del negocio financiero.
¿Cuáles son los factores que impulsan la adopción de la ciberseguridad?
Sin embargo, detrás de esta madurez regulatoria conviven dos fuerzas que empujan el mismo fenómeno desde ángulos distintos:
- El miedo al ataque.
- La búsqueda de nuevas oportunidades comerciales.
“Hoy, la adopción de la ciberseguridad está creciendo en la mayoría de los sectores, pero ese crecimiento se debe principalmente a los ataques de ransomware”, advirtió Maximiliano Macedo, cofundador y CTO de AsegurarTe, en diálogo con Innovación Digital 360. Las empresas, según explicó, invierten “más por temor a sufrir ataques que por una concientización genuina”.

Por su parte, Javier Vallejos Martínez, CEO y cofundador de Securetia, le comentó a Innovación Digital 360: “Bancos digitales y fintech hoy están regulados por el Banco Central, por lo que adoptan medidas de seguridad”. Además, agregó: “Depende mucho del nivel de madurez de la fintech cuánto va a invertir en ciberseguridad: al principio invierten poco y, a medida que va creciendo el negocio, invierten más”.

La ciberseguridad en fintechs y bancos digitales es la base silenciosa sobre la que se apoya cualquier promesa de “banca simple, rápida y confiable”.
Nivel de adopción: crecimiento acelerado, madurez desigual
Tanto Macedo como Vallejos coinciden en que la adopción está en crecimiento, pero el punto de partida es muy heterogéneo. En las primeras etapas, muchas startups tecnológicas destinan pocos recursos a la seguridad. La prioridad suele ser salir rápido al mercado y escalar la cantidad de usuarios.
En ese contexto, a menudo hay apenas una persona a cargo de forma integral. Pero cuando crece la base de clientes y el volumen de transacciones, también aumentan la presión regulatoria y la exposición al fraude. Eso obliga a formalizar procesos y armar equipos especializados.

“La ciberseguridad en las empresas está creciendo, no de la manera que se debería, y crece lamentablemente no por una concientización sobre la importancia de trabajar en ciberseguridad, sino por el miedo a sufrir ataques”, resumió Macedo. En otras palabras, se invierte más como reacción al riesgo que como resultado de una estrategia madura.
En la misma línea, Vallejos describió una curva de madurez muy clara: cuando la fintech nace, invierte poco y prioriza salir al mercado. A medida que crecen la base de usuarios, el volumen transaccional y la exposición pública, suben también la presión regulatoria, la visibilidad del fraude y la necesidad de formalizar procesos y áreas de seguridad.
Madurez desigual en el sector: de startups sin CISO a SOC consolidados
El resultado es una madurez desigual. En el sector conviven fintechs emergentes que todavía no tienen un CISO formal con empresas más consolidadas, que ya cuentan con centros de operaciones de seguridad (SOC), internos o tercerizados, y esquemas sólidos de gestión de riesgo.
¿Por qué invierten las fintech en ciberseguridad?
“La principal razón es el miedo a sufrir un ataque. El miedo a no poder seguir trabajando, vendiendo o brindando el servicio y la reputación que implica sufrir una vulneración de los datos”, sostuvo el CTO de AsegurarTe.
Ese miedo se alimenta de casos concretos, como:
- Las empresas que quedan días sin operar debido a un ransomware.
- Clientes que pierden dinero por fraude.
- Marcas que se convierten en trending topic por razones equivocadas.
De hecho, según el “Informe de CrowdStrike sobre el panorama de amenazas en América Latina para el 2025”, entre 2023 y 2024 la cantidad de víctimas latinoamericanas listadas en sitios de filtración de datos de ransomware aumentó un 15%, lo que evidencia un auge de los ataques extorsivos.

A ese factor también se le suman dos motores muy racionales:
El compliance regulatorio
El sector financiero está sometido a estrictas regulaciones. El BCRA, las normas de prevención del lavado de dinero, los esquemas de protección de datos y los requisitos de los grandes jugadores del ecosistema empujan a mantener ciertos estándares mínimos. Muchos acuerdos comerciales exigen directamente certificaciones como ISO 27001 o determinados niveles de madurez en gestión de incidentes y riesgos.
El fraude masivo en banca digital y fintech
Las estafas a usuarios finales crecen en volumen y sofisticación. Vallejos Martínez lo explicó así: “Cada vez hay más fraudes. Los usuarios suelen caer en trampas y eso termina con muchos problemas, tanto de reputación para las entidades como de gastos en cuestiones legales”.
De hecho, el informe “Nuevo mundo, nuevas reglas: Ciberseguridad en una era de incertidumbre” de PwC mostró que el 70% de los consumidores deja de usar o evita marcas que no protegen adecuadamente sus datos.

Beneficios concretos en la operación
Más allá del discurso del miedo, una estrategia sólida de ciberseguridad genera beneficios concretos en la operación diaria.
Uno de los más importantes, según Macedo, es la previsibilidad. Esto implica conocer la infraestructura, anticipar posibles escenarios de ataque, definir planes de contingencia y de continuidad y, además, establecer procedimientos claros para cuando algo falle. Eso reduce la improvisación y permite que, ante un incidente, la organización se recupere más rápido.
Una forma clara de verlo es a través del impacto en la operación y en el negocio. Desde Innovación Digital 360 les dejamos una tabla que analiza los beneficios de implementar una estrategia robusta de ciberseguridad en fintechs y bancos digitales:
| Beneficio | Impacto en fintechs y bancos digitales |
|---|---|
| Previsibilidad y continuidad operativa | Menos improvisación, planes claros y recuperación más rápida ante incidentes. |
| Cumplimiento regulatorio | Facilita auditorías del BCRA y evita sanciones o frenos operativos. |
| Reducción del fraude | Más barreras y detección temprana → menos pérdidas y reclamos. |
| Protección del negocio y reputación | Menor downtime y menos impacto económico/reputacional. |
| Confianza del cliente | Aumenta retención y uso; la seguridad se vuelve diferencial competitivo. |
Por otro lado, el CEO de Securetia subrayó dos impactos inmediatos:
- El cumplimiento de la regulación del Banco Central, que realiza auditorías y exige evidencias de controles.
- La reducción del fraude.
“Cuanto mayor es el nivel de seguridad que hay, menor es la cantidad de fraudes o más difícil es”, señaló.
Casos reales: reducción de fraude con IA
Varias fintech y bancos digitales grandes de la región ya reportaron mejoras visibles. Nubank, en Brasil, informó que sus sistemas de inteligencia artificial y detección de anomalías evitaron más de 350 millones de dólares en pérdidas por fraude en un año gracias al bloqueo de transacciones sospechosas.
Inversión, costos y retorno: evitar pérdidas millonarias
Hablar de retorno de la inversión en ciberseguridad puede ser engañoso si se lo intenta medir solo como un aumento directo de ingresos. La lógica es más cercana a la de un seguro que evita pérdidas catastróficas.
Macedo lo planteó en términos muy concretos. El CTO de AsegurarTe contó que participaron en negociaciones de ransomware en las que los delincuentes exigían entre 15 mil y 9 millones de dólares.
También señaló casos de empresas que llegaron a pagar 500 mil dólares para recuperar la operatividad de sus sistemas y acceder a información que era propia, pero que había quedado totalmente cifrada.
Para una empresa de entre 70 y 150 empleados, según estimó, este tipo de ataque puede implicar fácilmente unos 200 mil dólares en costos de recuperación, sin contar el daño reputacional ni la pérdida de negocio.
Por eso sostuvo que, más que hablar de ROI clásico, hay que entender la ciberseguridad como un mecanismo para evitar costos inciertos y potencialmente enormes.
Hay situaciones en las que el beneficio es claro y medible:
- Ya vimos cómo la autenticación multifactor ayuda a frenar robos de credenciales, de acuerdo a Vallejos Martínez.
- Otro ejemplo es la detección temprana de intrusiones, que impide que un atacante pase meses dentro del sistema extrayendo datos o dinero sin ser detectado.
Por eso, invertir en ciberseguridad en fintechs y bancos digitales hoy equivale a evitar gastos inciertos y, en muchos casos, potencialmente millonarios. Muchas veces, esa inversión se justifica por sí sola.
Tendencias tecnológicas: Zero Trust, nube e IA
Para enfrentar el escenario actual de amenazas, las fintech y los bancos digitales están incorporando esquemas de defensa en profundidad que integran distintas capas de tecnologías.
| Eje tecnológico | En qué consiste / para qué sirve |
|---|---|
| Autenticación robusta (MFA) | Reemplaza contraseñas solas; sube el estándar de acceso seguro. |
| EDR + SIEM | Detección avanzada de anomalías y correlación de logs para ataques complejos. |
| Nube con seguridad integrada | Cloud (AWS/Azure/GCP) aporta controles nativos que elevan la protección si se configuran bien. |
| Zero Trust + DevSecOps | Verificación continua dentro de la red y seguridad embebida desde el desarrollo. |
| Servicios gestionados + capacitación | Tercerización de seguridad donde no hay escala y formación como capa clave de defensa. |
Estrategias clave de ciberseguridad: herramientas y enfoques integrados
Macedo mencionó algunas herramientas que ya se volvieron casi indispensables en la agenda del sector:
- Autenticación robusta: el uso de múltiples factores se está volviendo el estándar, reemplazando a las contraseñas tradicionales como único mecanismo de acceso.
- Antimalware avanzado: muchas entidades migran de antivirus simples a soluciones EDR que detectan comportamientos anómalos. Asimismo, centralizan la recolección de logs en plataformas SIEM para detectar patrones de ataque complejos.
- Migración a la nube con seguridad integrada: la adopción de infraestructura cloud (AWS, Azure, GCP) sigue en alza. Estos entornos proporcionan controles de seguridad nativos que, bien configurados, elevan el piso de protección.
Vallejos Martínez complementó esta mirada con otros dos conceptos que están ganando terreno:
- El modelo Zero Trust, que implica dejar de confiar automáticamente en todo lo que está “adentro” de la red y exigir la verificación continua de contexto e identidad.
- La integración de la seguridad en el ciclo de desarrollo mediante enfoques DevSecOps, donde desarrollo, operaciones y seguridad trabajan juntos para que los productos “nazcan seguros” y no requieran parches desesperados sobre la marcha.
En paralelo, se ve una tendencia a contratar servicios de seguridad gestionada, especialmente en jugadores que todavía no tienen escala suficiente para montar equipos internos grandes. Y, cada vez más, se pone foco en la capacitación de usuarios y equipos como una capa crítica de defensa.
IA y automatización: aliado y amenaza
La irrupción de la inteligencia artificial cambia tanto las tácticas de los atacantes como las de quienes defienden los sistemas. Del lado positivo, la IA se convirtió en una aliada para analizar volúmenes enormes de datos en busca de patrones sospechosos que resultan imposibles de detectar de forma manual.
En el caso de América Latina, de acuerdo al reporte de IBM anteriormente mencionado, el 31% de las empresas ya utiliza de forma extendida soluciones de seguridad basadas en inteligencia artificial o automatización.

El uso de estas herramientas permiten:
- Correlacionar miles de eventos en segundos.
- Priorizar alertas realmente críticas.
- Ejecutar acciones de mitigación automáticas, como aislar un equipo comprometido, sin intervención humana.
Aplicaciones concretas
Según explicó Vallejos Martínez, Securetia integró IA en su plataforma Vulseek, de gestión de vulnerabilidades, para ayudar a priorizar automáticamente qué fallas corregir primero. También la aplican en sistemas SIEM, donde se correlacionan los logs para medir qué tan bien se detectan los intentos de intrusión tras un ejercicio de ethical hacking.
La automatización complementa este trabajo al orquestar respuestas más rápidas. Mediante playbooks automáticos, ante ciertas alertas se ejecutan pasos predefinidos como bloquear rangos de IP o forzar el reseteo de contraseñas comprometidas. En un negocio financiero que funciona las 24 horas, reaccionar en segundos o minutos puede marcar la diferencia para contener un incidente antes de que escale.
Sin embargo, la inteligencia artificial también constituye una nueva herramienta para los atacantes. Macedo advirtió que ya se detectaron deepfakes de voz y video que hacen más creíbles las estafas dirigidas, así como las llamadas de impostores que se hacen pasar por ejecutivos. También aparecen malware generado automáticamente que muta para evadir la detección, y sitios de phishing casi idénticos a los reales, creados con modelos generativos.
La IA, según comentó, es un arma de “doble filo” que puede potenciar los ciberataques a una escala inédita. Por eso, los especialistas coinciden en que conviene usar la IA a su favor y no rechazarla por miedo. La clave está en entender sus virtudes y limitaciones, aplicarla con cuidado y evitar el piloto automático. La fórmula más efectiva es combinar IA con experiencia humana.
¿Cómo medir el éxito de la ciberseguridad en una fintech?
Un signo claro de madurez en ciberseguridad es la capacidad de medir y tomar decisiones basadas en datos.
Durante años, muchas empresas operaron casi “a ciegas”, reaccionando solo cuando los incidentes se volvían evidentes. Hoy, las fintech más avanzadas gestionan su seguridad mediante indicadores clave de desempeño (KPIs) que se reportan de forma regular a la dirección.

KPIs estándar para medir el éxito de la ciberseguridad
Entre los KPIs que se volvieron estándar en los equipos de seguridad están:
- MTTD (Mean Time to Detect): mide el tiempo promedio que se tarda en identificar una amenaza o una brecha desde su inicio.
- MTTR (Mean Time to Respond): es el tiempo promedio necesario para contener y resolver un incidente una vez detectado.
- Porcentaje de vulnerabilidades críticas corregidas a tiempo: mide cuántas fallas de seguridad graves se solucionan dentro del plazo establecido por la política interna, por ejemplo, en 30 días.
- Tasa de respaldos restaurables con éxito: indica qué proporción de copias de seguridad se probó y que pueden recuperarse sin errores.
- Intentos de intrusión bloqueados: refleja cuántos accesos indebidos fueron detectados y detenidos de forma automática (por ejemplo, intentos de login por fuerza bruta o correos de phishing filtrados).
Gran parte de estos indicadores se extraen de los logs: registros detallados sobre quién accede, a qué, cuándo, desde dónde y qué acciones realiza en los sistemas. Vallejos Martínez remarcó la importancia de analizarlos para obtener métricas útiles.
Lo que no se mide, no se mejora. Seguir estos indicadores permite:
- Trazar benchmarks.
- Detectar cuellos de botella.
- Justificar inversiones.
Además de los datos técnicos, también se miden resultados de concientización: cuántos empleados completaron cursos de seguridad, cuántas personas cayeron en intentos de phishing simulados antes y después de capacitarse, entre otros. Estos ayudan a construir una cultura basada en evidencia, donde las decisiones se toman con fundamentos claros.
Competitividad y cadena de valor: la seguridad como diferenciador
Lejos de representar un obstáculo, una gestión sólida de ciberseguridad se convirtió en un diferencial competitivo dentro de la industria financiera. Hoy la ciberseguridad habilita confianza, y la confianza habilita negocios.
Muchas cadenas de valor ya incluyen requisitos de seguridad como condición para elegir a sus socios. Un ejemplo común: los bancos solo contratan proveedores tecnológicos que estén certificados conforme a la norma ISO 27001 o que demuestren cierto nivel de madurez, como políticas de gestión de incidentes o planes de continuidad operativa.
Las fintech que no alcanzan ese estándar quedan automáticamente fuera de juego. En cambio, las que invierten en ciberseguridad acceden a nuevos mercados. Esto abre la puerta a licitaciones y alianzas internacionales que, de otro modo, serían inaccesibles.
Impacto comercial directo
Desde lo comercial, se traduce en ventas ganadas o perdidas. Una institución financiera que puede presentar un reporte de seguridad sólido a sus clientes empresariales tiene ventaja frente a competidores que no ofrecen ese nivel de transparencia.
- Ejemplo: “no tuvimos incidentes críticos en el último año, nuestros tiempos promedio de respuesta son de X horas”.
De hecho, muchas fintech están empezando a incorporar la seguridad como parte de su propuesta de valor. Ya no alcanza con prometer “banca ágil”. También hay que prometer “banca ágil y segura”. Algunas incluso lo comunican en sus campañas de marketing, destacando la protección de datos como un atributo de marca.

Esto también impacta en la inversión y en las valuaciones. Un incidente grave puede erosionar las valuaciones y destruir la confianza del mercado. Por eso, las empresas con mejores prácticas de seguridad se perciben como apuestas más sólidas a largo plazo.
El futuro a cinco años: automatización, IA y menos margen para la improvisación
De cara a 2025-2030, la ciberseguridad en fintechs y bancos digitales apunta a un escenario con más automatización y menos margen para la improvisación.
Por un lado, se espera una adopción más extendida del monitoreo continuo y la detección basada en comportamiento. Esto incluye el uso de inteligencia artificial para analizar anomalías en tiempo real, incluso en redes complejas. También se van a generalizar los protocolos de respuesta automatizada.
Regulaciones más estrictas y resiliencia operativa
Por otro lado, se prevé un endurecimiento en las regulaciones vinculadas a datos y ciberseguridad en el sistema financiero. Países como Argentina, Brasil, Chile y miembros de la Unión Europea ya exigen que se notifiquen las brechas de seguridad en pocos horas y que se cumplan estándares de resiliencia operativa.
La automatización también tendrá un rol clave para garantizar disponibilidad en entornos cada vez más híbridos y distribuidos. Se habla de infraestructura inmutable y autoscaling: sistemas que se reparan o reemplazan solos ante fallas. En seguridad, esto podría traducirse en arquitecturas que se autoendurecen.
El gran desafío: presupuesto y falta de talento
Un desafío importante será el presupuesto y la falta de talento especializado en la región. En contextos económicos complicados, muchas empresas recortan justamente en consultorías y proyectos de seguridad, cuando el riesgo está en su punto más alto. Los que logren sostener la inversión estratégica, incluso en tiempos difíciles, serán quienes marquen la diferencia.
Según el informe “Kaspersky IT Security Economics”, las empresas planean aumentar en promedio un 9% sus presupuestos de ciberseguridad en los próximos dos años, lo que indica que la tendencia global sigue siendo apostar más, no menos.

Para las fintech locales, eso implica apoyarse más en soluciones cloud y servicios tercerizados y enfocarse en el talento especializado.
Por qué ahora es el momento de apostar por la ciberseguridad en fintechs y bancos digitales
El cibercrimen ya mueve más de 10,5 billones de dólares al año a nivel global, lo que lo convierte en la tercera economía del mundo, solo detrás de Estados Unidos y China. América Latina, con un proceso acelerado de digitalización y niveles de protección aún bajos, se transformó en un blanco cada vez más atractivo para ese negocio ilegal.

Invertir en ciberseguridad hoy:
- Reduce fraudes.
- Evita pérdidas millonarias por incidentes graves.
- Protege la reputación antes de que un golpe la dañe de forma irreversible.
- Acceder a mercados más exigentes, que piden garantías concretas de protección.
- Construir resiliencia.
“Es más barato prevenir que curar” puede sonar gastado, pero en el negocio de las finanzas digitales es una verdad concreta. Cada dólar invertido en seguridad puede evitar decenas de contingencias.
Las fintech y los bancos digitales de la región deben entender que la ciberseguridad es la infraestructura invisible que sostiene toda la promesa de un sistema financiero más ágil, más accesible y, sobre todo, más confiable. Quienes entiendan esto y actúen en consecuencia tendrán una ventaja difícil de igualar.





