Análisis en profundidad

Trabajo remoto vs. trabajo inteligente: la diferencia que permite la transformación digital

Existe una diferencia entre el trabajo a distancia y el trabajo “ágil” que sigue creando falsas expectativas entre las empresas. Porque la distancia de la oficina no es suficiente para desencadenar una colaboración fructífera, es decir, basada en alcanzar los objetivos asignados, sino que es necesario un replanteamiento de las estructuras y procesos organizativos, que puede apoyarse en soluciones tecnológicas ampliamente disponibles. Como demuestra la experiencia de Westpole a través de las palabras de su Director de Ventas y Marketing, Matteo Masera.

Actualizado el 23 Ene 2024

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Se habla mucho de trabajo inteligente. Especialmente hoy en día, debido a la emergencia de Covid-19 que está obligando a muchos a quedarse en casa, la llamada al “trabajo ágil” se ha convertido en una constante. Sin embargo, hay que tener cuidado de no confundirlo con el simple trabajo a distancia.

“Parecen lo mismo, pero en realidad son dos cosas muy diferentes”, subraya Matteo Masera, director de ventas y marketing de Westpole, proveedor de servicios con oficinas en Milán, Roma, Venecia y Bolonia, y con cuarenta años de experiencia como socio tecnológico en los procesos de transformación digital de las empresas.

Por qué el trabajo inteligente y el trabajo a distancia no son lo mismo

“El trabajo a distancia”, añade Masera, “es la evolución del teletrabajo, mientras que el trabajo inteligente se inscribe de lleno en la transformación digital de las empresas”. La diferencia no radica tanto en las soluciones tecnológicas que acompañan a uno u otro método, que en ambos casos permiten el acceso remoto a las infraestructuras y los datos de la empresa, como en el tipo de relación que la organización mantiene con sus empleados.

Desde el punto de vista de Westpole, las herramientas que se ofrecen al trabajador remoto o inteligente son idénticas.

“El lugar de trabajo“, explica Masera, “debe ser accesible con una conexión no sólo desde casa, sino desde cualquier lugar. Por lo tanto, debe ser móvil y el fijo, como en el caso del personal administrativo, debe ser removible”.

No obstante, el Director de Ventas y Marketing quiere hacer hincapié en la distinción para evitar crear “expectativas equivocadas” en términos de rendimiento económico y resultados: “Si se mide a las personas por objetivos, se espera una mayor eficiencia y una mayor productividad. Si, por el contrario, sólo aplica el trabajo a distancia, espera una continuidad en los resultados. Este enfoque también se refleja en cierto modo en el trabajo inteligente, que mantiene un carácter concesional al permitir que las personas trabajen unas horas a la semana o unos días al mes fuera de la oficina.

Matteo Masera, Sales & Marketing Director di Westpole

Ir más allá de la “etiqueta” para medir los objetivos

No basta”, explica Masera, “con dotar a las personas de herramientas para conseguir un trabajo inteligente, si no cambiamos también los criterios de medición de su rendimiento, basándolo en objetivos y no en la mera presencia o en la “tarjeta perforada”. En todas las empresas, los vendedores son trabajadores inteligentes por naturaleza, ya que, por definición, se les evalúa en función de los objetivos que alcanzan. Por no hablar de los altos cargos y ejecutivos. El mismo método debería aplicarse a todos aquellos recursos que se prestan a convertirse en “trabajadores inteligentes”.

Es un cambio de rumbo que las empresas se han visto obligadas a afrontar a su pesar. Tanto es así que en algunos casos han sido inducidos a mantener a los empleados en casa, quizá incluso empujándolos a tomar vacaciones forzadas, aunque sólo sea porque antes no se había cultivado suficientemente el hábito de trabajar fuera del escritorio. Esta podría ser, por tanto, una oportunidad para plantearse seriamente una profunda transformación de la cultura organizativa, los procesos empresariales y los mecanismos de control habituales.

No faltan la tecnología y las herramientas, sino la mentalidad

Según Masera, los graves inconvenientes relacionados con el coronavirus “pueden ser una oportunidad para que las empresas se replanteen parte de la pereza que las ha caracterizado, dado que las herramientas para trabajar a distancia de forma útil y rentable están ahí desde hace tiempo”.

Paradójicamente, hoy en día el frente más atrasado es el de la mentalidad en comparación con la madurez en términos de tecnologías disponibles. Westpole, por ejemplo, contempla una serie de servicios y herramientas para apoyar esta transformación.

“Nos ocupamos de la parte tecnológica proporcionando un puesto de trabajo como servicio construido junto con las empresas según los perfiles típicos. A partir de ahí, equipamos las estaciones de trabajo con escritorios, elementos de seguridad y virtualización de estaciones de trabajo. Además, hay un servicio de asistencia 24 horas al que el cliente puede dirigirse para pedir ayuda”.

Algunas de las señales recogidas recientemente por el Director de Ventas y Marketing parecen ir en la dirección correcta, empezando por el aumento de las solicitudes de herramientas de colaboración avanzadas como Cisco WebEx, software que Westpole ofrece junto con otros, incluso en modo integrado con su plataforma propietaria WebRainbow y su nube.

Una nueva forma de colaborar (y ahorrar) a distancia

“Las exigencias han crecido no sólo para mejorar la colaboración dentro de la empresa, sino también con los proveedores y todo el entorno en el que opera la empresa. Nosotros mismos hemos utilizado mucho WebEx con nuestros clientes para sortear varias cancelaciones de reuniones físicas. Nos hemos dado cuenta, por ejemplo, de que en tiempos normales infrautilizamos nuestras instalaciones de videoconferencia, mientras que ahora son totalmente funcionales con clientes y proveedores”.

No han disminuido las reuniones, admite Masera. Por el contrario, han aumentado, aunque a distancia. Y es una pena que se pierda la experiencia y la sensación de las reuniones cara a cara, pero la calidad de las videoconferencias es ahora tan alta que es una pérdida que se puede superar. Sin olvidar el factor ahorro. Ahorro de espacio, tiempo, combustible y capital.

“Todo esto”, concluye, “repercutirá en nuestro futuro. Todavía tenemos que superar el miedo a perder el control sobre lo que hacen los empleados a distancia. Este es el paso fundamental. Pero el trabajo inteligente significa asignar objetivos y discutirlos. Y ahí es donde radica la dificultad para las empresas hoy en día: entender cómo y qué medir en relación con los trabajadores individuales”.

Artículo publicado originalmente en 21 Mar 2022

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Carmelo Greco

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