El sector educativo no quedó al margen de la transformación digital. En Latinoamérica, la migración a la nube se volvió una herramienta clave para que escuelas, universidades e institutos puedan sostener clases virtuales, almacenar datos sensibles y gestionar sus procesos de manera más eficiente. Las cifras muestran una tendencia clara: el mercado global de computación en la nube para educación superó los US$ 48.100 millones en 2024 y podría alcanzar los US$ 462.380 millones en 2035, según MarketGrowthReports.
En la región, el avance de los modelos híbridos, la necesidad de garantizar continuidad pedagógica y la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial empujaron a las instituciones a modernizar su infraestructura. En la Argentina, ese proceso tomó impulso tras la pandemia: tanto en el nivel superior como en las escuelas, se multiplicaron los proyectos que buscan reducir costos operativos, mejorar la seguridad informática y ofrecer una experiencia educativa a la altura de las expectativas del alumnado.
Por eso, desde InnovacionDigital360 preparamos este especial para entender por qué cada vez más instituciones migran a la nube, qué desafíos enfrentan, cuáles son los beneficios concretos que obtienen y cómo impacta esta transformación en América Latina y en particular en el sistema educativo argentino.
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¿Cuánto crece el mercado cloud en educación?
Según un análisis de MarketGrowthReports (MRFR), el mercado de computación en la nube para educación se estimó en US$ 48.100 millones en 2024. Las proyecciones indican que el sector crecerá desde US$ 59.090 millones en 2025 hasta alcanzar los US$ 462.380 millones en 2035, con una tasa de crecimiento anual compuesta de 22,84% durante ese período.
A nivel regional, IMARC Group informó que el tamaño del mercado de tecnología educativa en América Latina alcanzó los US$ 10.152,90 millones en 2024. Las estimaciones prevén que llegará a US$ 33.264 millones para 2033, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 12,60% entre 2025 y 2033.

En los últimos años, y en parte por el impulso de la pandemia, escuelas, universidades e institutos aumentaron de manera notable el uso de soluciones cloud para mejorar su gestión administrativa, almacenar datos y sostener plataformas de aprendizaje online, entre otras utilidades.
De hecho, MRFR subrayó que, tras los cierres escolares de 2020, el mundo vio un salto exponencial en el uso de plataformas digitales: en 2023, más de 1.200 millones de estudiantes accedieron a contenidos educativos de forma remota a través de plataformas en la nube.
¿Cuáles son los factores que explican el crecimiento de la tecnología educativa en la región?
El crecimiento del aprendizaje a distancia y los modelos híbridos modificó la dinámica educativa en América Latina. A partir de estas tendencias, muchas instituciones tuvieron que adoptar herramientas digitales para garantizar que las clases siguieran, aún fuera de las aulas.
De acuerdo con Imarc Group, esta adaptación impulsó el uso de plataformas que permiten clases virtuales, interacción en línea y seguimiento de cada estudiante. Los sistemas de gestión del aprendizaje, las aulas virtuales y los recursos interactivos se volvieron cada vez más frecuentes. La combinación entre enseñanza presencial y remota empuja la demanda de tecnología capaz de mejorar la experiencia educativa sin importar dónde viva el estudiante.
La consultora habla también del “aprendizaje personalizado” como otro de los factores. Hoy, muchas plataformas educativas adaptan sus contenidos a cada estudiante a través del análisis de datos y el uso de inteligencia artificial. Según Imarc Group, cada vez más instituciones implementan tecnología que ajusta el ritmo y estilo de enseñanza según el rendimiento individual.
¿Cómo se está transformando el ecosistema educativo argentino a partir de la migración a la nube?
En el ámbito educativo argentino, tanto las universidades públicas como las privadas y los institutos terciarios comenzaron a incorporar soluciones en la nube, aunque a ritmos distintos. Varias universidades privadas de gran tamaño —como la Universidad Austral, el ITBA y otras— trasladaron en los últimos años sus plataformas de gestión académica, aulas virtuales e incluso sistemas de recursos humanos a la nube. Lo hicieron con el objetivo de reducir costos de infraestructura y mejorar la confiabilidad de sus sistemas.
En las universidades públicas, la adopción fue más gradual, pero no se detuvo. Muchas optaron por servicios de nube híbrida para alojar sus sitios web, digitalizar expedientes o almacenar respaldos de investigaciones. Un punto de inflexión en esta transición fue la pandemia. Universidades como la UBA, la UNC o la UNLP tuvieron que reforzar sus espacios virtuales y contratar mayor capacidad en la nube para el de clases, el almacenamiento de materiales y la toma de exámenes online.
En el nivel de educación básica y media, las escuelas argentinas también avanzaron hacia el uso de servicios en la nube, especialmente (como mencionamos al comienzo del especial) durante la pandemia. A través de plataformas de aprendizaje remoto —como la iniciativa “Seguimos Educando”, que se apoyó en Google Classroom y otros servicios— se buscó sostener la continuidad pedagógica. Además, varias provincias implementaron sistemas de gestión escolar en la nube para unificar legajos y calificaciones de los alumnos.
El gobierno argentino ya había reconocido, años atrás, la importancia de impulsar la adopción de la nube dentro de su agenda digital. En 2019, la Oficina Nacional de Tecnologías de la Información (ONTI) publicó lineamientos para una estrategia de “Nube en Gobierno”, que alentaba a los organismos —incluido el Ministerio de Educación— a priorizar la nube como alternativa preferida (cloud-first) para nuevos proyectos de infraestructura digital, destacado por el Banco Mundial.

Más recientemente, entre 2024 y 2025, ya con otro gobierno, el Estado estableció alianzas con grandes proveedores del sector para formar talento en tecnologías cloud a gran escala. Uno de los casos más relevantes fue el acuerdo firmado en 2025 entre Amazon Web Services (AWS) y el Ministerio de Economía, a través del cual se comprometieron a capacitar de forma gratuita a más de 100.000 personas en habilidades vinculadas a la computación en la nube antes de que termine 2025.
¿Cuál es el principal objetivo que buscan las instituciones educativas cuando migran sus sistemas a la nube?
Para Juan Rodríguez, CTO de Nubilink, existen dos motivos principales por los que las instituciones educativas deciden migrar sus sistemas a la nube. Uno está vinculado con la obsolescencia del hardware. El otro, con la búsqueda de un mejor rendimiento, mayor seguridad y alta disponibilidad.
En diálogo con este medio, Carranzas puso como ejemplo el caso de la Universidad de la Marina Mercante (UDEM). Según relató, llegaron a ellos cuando el sistema que utilizaban ya mostraba signos claros de desgaste. “En algunos casos se ha dado una motivación por obsolescencia del hardware on premise, por ejemplo. Tenemos un caso en particular que tenía un hardware ya muy viejo, muy difícil de poder llevar esa aplicación a un hardware nuevo”, dijo.
El equipo de Nubilink propuso una migración lift and shift, que consiste en copiar directamente las máquinas virtuales hacia una infraestructura en AWS. El sistema que lograron trasladar corría en un Windows Server 2003, sin soporte, con una aplicación Legacy en Oracle. “Logramos migrarla a la nube y darles la tranquilidad de que esa infraestructura, o esa aplicación, sigue funcionando”, explicó Carranzas, y añadió que ese proceso les permitió ganar tiempo para avanzar con el desarrollo de una nueva herramienta.

Tras esa primera experiencia, la universidad decidió migrar también el portal web y el sistema de alumnos. En ese caso, la motivación fue distinta. “Lo tenían en un hosting estándar y, bueno, logramos migrarlo a una infraestructura mucho más robusta, con auto scaling, con separación en capas, con mayor seguridad”, señaló. Ese tipo de demanda, remarcó Carranzas, representa la segunda gran razón por la que las instituciones educativas optan por la nube: el mejor servicio.
Edgardo Hames, cofundador de Bitlogic, sumó otra perspectiva: “La principal necesidad de nuestros clientes es modernizar sus procesos y sistemas para poder ofrecer nuevos productos a sus estudiantes, mientras se mantiene la continuidad operativa y los costos bajo control”.
En este desafío, Hames cuenta que Bitlogic trabaja con las universidades para identificar ineficiencias y oportunidades de mejora en sus procesos, y les ofrece el desarrollo de soluciones tecnológicas que les permitan escalar con la demanda y lanzar nuevos servicios más rápido.
Para Marcelo Massimi, cofundador de DBA-ready, el foco está en la eficiencia operativa, es decir, en reducir costos y optimizar recursos. Sin embargo, señaló que el sector educativo se ve presionado por un nuevo paradigma: “los estudiantes tienen hoy la posibilidad de elegir plataformas digitales más atractivas, dinámicas y personalizadas”, dijo.
En ese sentido, añadió: “Migrar a la nube permite a las instituciones ofrecer entornos más flexibles, escalables y compatibles con experiencias digitales modernas, alineándose con las expectativas de un alumnado cada vez más exigente y digitalmente alfabetizado”.
Motivos principales de migración a la nube
| Motivo | Descripción |
|---|---|
| Obsolescencia del hardware | Las instituciones llegan cuando su infraestructura on-premise muestra desgaste, es antigua o difícil de trasladar a equipos nuevos. |
| Búsqueda de mejor rendimiento, seguridad y disponibilidad | Se migra para obtener un sistema más ágil, seguro y con alta disponibilidad, aprovechando las ventajas de la nube. |
¿De qué manera la adopción de la nube transforma la experiencia educativa?
Para Massimi (DBA-ready), la nube habilita una transformación profunda: según su mirada, a través de esta tecnología “la educación deja de ser un proceso unidireccional y cronológico, donde el alumno es un espectador pasivo, para convertirse en una experiencia colaborativa, integradora y en constante evolución”.
En esa línea, detalló que los docentes acceden a herramientas que les permiten innovar, personalizar contenidos y trabajar en red; mientras que los estudiantes, por su parte, se convierten en protagonistas de su aprendizaje, con acceso a recursos que fomentan la autonomía, la creatividad y el desarrollo continuo. “La nube no solo moderniza la infraestructura, sino que redefine el propósito educativo: formar personas capaces de autodesarrollarse en contextos cambiantes”, añadió.

Por su parte, Hames (de BITLOGIC) expuso que “la nube permite una elasticidad más adaptable a los patrones de uso variable de las aplicaciones”. Explicó que, por ejemplo, en época de matriculación, los sistemas de backoffice o centros de atención suelen ser muy demandados; en cambio, durante clases y exámenes, los servicios de aulas, laboratorios y asistentes virtuales deben estar disponibles para manejar las demandas de los estudiantes. “En general, la nube provee menos caídas y un acceso global, con servicios cerca de los sitios donde los usuarios los consumen. Esto ofrece una experiencia más acorde a las expectativas actuales”, sumó.
Rodríguez (Nubilink) indicó que “lo que cambia es la satisfacción o la experiencia del usuario”, indicó. Según el experto, la nube permite adaptarse al uso real de cada momento: si la demanda es baja, consume recursos mínimos; si hay picos de acceso, aumenta su capacidad automáticamente.
Rodríguez señaló que este tipo de plataformas no mantiene un uso constante durante el día. Hay picos marcados que se repiten semanalmente, por eso la elasticidad que ofrece la nube resulta clave. “Sos óptimo en cuanto a costos y sos óptimo en cuanto a la experiencia de usuario”, detalló.
“Sos óptimo en cuanto a costos, por un lado, y sos óptimo en cuanto a la experiencia de usuario. Haya diez, haya veinte o haya diez mil usuarios, la aplicación va escalando hacia arriba o hacia abajo en función de esos alumnos, y la experiencia de usuario es pareja todo el tiempo”, cerró.
¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentan las escuelas o universidades durante el proceso de migración a la nube?
Haciendo alusión a los casos anteriores, Rodríguez (Nubilink) señaló que el inconveniente más grande era poder hacer funcionar esas aplicaciones en la nube. No obstante, remarcó que en la nube y, específicamente, en AWS, “hay ciertas herramientas para lograr esa migración.
“Incluso con la ayuda del soporte profesional de AWS logramos que funcionara; porque, de hecho, en la primera prueba de migración no funcionó. A través del soporte, hicimos un parche para que pudiera funcionar. Algo que parecía de lograr localmente, lo logramos en la nube”, añadió.
Por su parte, Hames (Bitlogic) sostuvo que “el principal desafío es garantizar que, durante la migración, las clases, exámenes y matrículas continúen sin interrupciones y con una mejor experiencia digital. Esto presenta dificultades intrínsecas, ya que los usos máximos de las diferentes plataformas suelen darse en distintas épocas del año, y la caída de alguno de esos servicios incide directamente sobre su operación o el rendimiento académico de los estudiantes.
En esa misma línea, añadió: “Por eso es importante entender cuáles son los patrones de uso y definir estrategias adecuadas para hacer migraciones sin afectar el servicio. Otro desafío es priorizar correctamente qué plataformas conviene migrar primero para obtener un mayor retorno de la inversión, ya sea mediante la posibilidad de ofrecer nuevos servicios a estudiantes o reducir los costos operativos”.
Según Hames, estas migraciones pueden asumir diferentes formas: a veces conviene llevar una carga de trabajo directamente a la nube (lift-and-shift); otras veces es mejor aprovechar la oportunidad para actualizar un proceso o aplicación y preparar una solución nativa de la nube (refactor).

Llegado su turno, Massimi (DBA-ready) expuso que uno de los principales desafíos “es la brecha tecnológica entre docentes y estudiantes. En muchos casos, los alumnos manejan herramientas digitales con mayor soltura que sus profesores, lo que genera resistencia al cambio por parte del cuerpo docente”
También, explicó que la educación está transitando desde un modelo lineal y estático hacia una experiencia inmersiva, comparable con el consumo de servicios de entretenimiento que, además de entretener, educan. “Adaptarse a este nuevo enfoque implica rediseñar procesos, contenidos y metodologías, lo que requiere acompañamiento, formación y una visión estratégica clara”, cerró.
¿Cómo garantizan la seguridad de los datos y la privacidad de la información académica en los entornos en la nube?
Sobre este punto, Hames (Bitlogic) indicó que la seguridad de los datos tiene dos dimensiones: “Por un lado, la protección frente a usuarios no autorizados y, por otro, la posibilidad de recuperarlos en caso de incidentes”.
“La protección se garantiza mediante tecnologías de gestión de identidades y accesos y cifrado en reposo y en tránsito. Para la recuperación ante incidentes, los datos se despliegan en múltiples zonas de disponibilidad para asegurar que, en caso de fallo de un centro de datos, se pueda continuar con la operación desde otro sin interrumpir el servicio”, añadió.
“También utilizamos mecanismos de backup automáticos, con costos bajos, que permiten almacenar y recuperar el estado de un sistema en tiempos cortos. Es imprescindible, además, entender cuáles son las políticas de procesamiento, enmascarado y retención de datos de la universidad para asegurar que cuentan con el servicio adecuado”, cerró.
Al respecto, Massimi (DBA-ready) subrayó que la seguridad en entornos educativos en la nube se aborda desde una arquitectura distribuida, que permite aislar datos sensibles y aplicar esquemas de encriptación robustos.
“Cada institución define sus propios protocolos, pero las mejores prácticas incluyen la separación clara de roles: quien desarrolla contenido no debe tener acceso a la infraestructura, y quién gestiona la infraestructura no debe auditar los datos.
Esta segmentación funcional, sumada a controles de acceso y monitoreo continuo, permite garantizar la integridad y privacidad de la información académica”, explicó.
Por su parte, Rodríguez (Nubilink) explicó que AWS tiene un marco de buenas prácticas: “Es como nuestra biblia del diseñador de infraestructura. Nos dice cómo debemos desplegar las aplicaciones para que sean seguras justamente. Es un marco de referencia que está dividido en siete pilares. En el pilar de la seguridad te da los puntos claves para que tu infraestructura sea segura. Entonces, nosotros lo que hacemos es ajustarnos a ese marco para que la infraestructura sea segura”.
Explicó, a grandes rasgos, que lo que hay que garantizar es que los datos se transmitan en canales seguros. También llamado por Rodríguez como “canales encriptados” (con esto se logra que los datos en tránsito vayan escriptados). También remarcó que los datos debe estar “en reposo”. Es decir, todo lo que está en discos también se escripta en reposo.
“Nadie fuera de la cuenta de AWC puede ver esos datos. Yo podría copiar una máquina virtual, sacarla de la cuenta y nadie podría ver los datos. Eso es encriptación on rest, que se llama, en reposo. De esa forma, se asegura la integridad de los datos”, añadió.
Para cerrar, explicó, también, que se aplican mecanismos que limitan el acceso a la información únicamente a quienes realmente lo necesitan, ya sean personas o aplicaciones. Existen controles como filtros de red y sistemas que regulan el funcionamiento de las aplicaciones. Todo esto contribuye a mantener la información protegida, evitar modificaciones no autorizadas y prevenir que se haga pública.
Casos de éxito de migración a la nube en educación
Desde Bitlogic expresaron su orgullo por el trabajo de migración que hicieron junto a la Universida Siglo 21 y Amazon Web Services. Señaló que, la elección de AWS como plataforma tecnológica, fue una decisión estratégica que permitió a la universidad alcanzar la escalabilidad y alta disponibilidad que necesitaba para mantenerse a la vanguardia en educación a distancia.
“Desarrollamos, migramos e integramos sistemas core de la institución, como la nueva aplicación móvil, el portal de estudiantes, el sistema de gestión del aprendizaje (LMS), el sistema de gestión de contenidos (CMS), el backoffice, la gestión de las relaciones con el cliente (CRM) y el marketing digital. Logramos que funcionaran sin problemas y brindaran mejores tiempos de respuesta y disponibilidad a los estudiantes”, cerró.
Desde Nubilink, además de su trabajo con la Universidad de la Marina Mercante (UDEM), también subrayaron su trabajo con Siglo 21. Señalaron que fue un desafío mucho más grande, ya que, al momento de empezar a trabajar con ellos, Siglo21 contaba con múltiples proveedores de software. “En ese caso lo que se hace es segmentar las aplicaciones en cuentas distintas de AWS para que cada proveedor trabaje en un ambiente aislado del resto, y ahí también garantizas que no haya filtraciones entre proveedores”, añadió.
A su turno, Massimi (DBA-ready) argumentó que si bien por razones de confidencialidad no podían revelar nombres específico, han acompañado con éxito procesos de migración y transformación digital en instituciones dedicadas a la formación docente, la salud y la investigación médica.
“En estos casos, la adopción de la nube permitió no solo mejorar la eficiencia operativa, sino también habilitar nuevas formas de enseñanza, colaboración y gestión del conocimiento, con impacto directo en la calidad educativa y en la experiencia de los usuarios”, concluyó.






