Tanto el outsourcing de ciberseguridad, es decir, la externalización de funciones de seguridad en proveedores especializados, como los servicios gestionados de seguridad (MSSP), muestran una fuerte expansión proyectada para el 2026. Las empresas de todo el mundo aumentan sus inversiones en seguridad y confían cada vez más en socios externos para protegerse.
De hecho, Mordor Intelligence estima que el gasto global en productos y servicios de seguridad informática alcance los 235 mil millones de dólares en 2025 y se prevé que llegue a los 423 mil millones en 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 12,45%.
Una parte creciente de ese presupuesto se orienta a servicios tercerizados. Un estudio de Alvarez & Marsal refleja esta tendencia con datos concretos:
- El 69% de las empresas ya externaliza sus operaciones de ciberseguridad, frente al 61% registrado el año anterior.
- Además, un 66% aumentó sus presupuestos destinados al outsourcing en seguridad durante el último año.

Estas cifras marcan una tendencia clara, y es que, en 2026, serán más empresas las que van a recurrir a proveedores externos para reforzar su seguridad digital.
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La falta de talento especializado impulsa la externalización
Una de las principales razones detrás del auge del outsourcing en ciberseguridad es la persistente escasez de profesionales calificados. La brecha de talento se volvió un obstáculo crítico para las defensas internas.
El reporte “Perspectivas de ciberseguridad global para 2025” elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF) indica que:
- Dos de cada tres empresas en el mundo no cuentan con el personal ni las habilidades esenciales para cubrir sus necesidades de seguridad.
- Apenas el 14% se siente plenamente confiado con el equipo que tiene.
- Solo entre 2024 y 2025, la brecha creció cerca de 8%, lo que obligó a muchas compañías a buscar alternativas.

Esa carencia, según PwC, llevó a más de la mitad de las empresas a priorizar herramientas de inteligencia artificial y servicios de seguridad gestionados especializados para cubrir sus necesidades.
En otras palabras, ante la dificultad de contratar o capacitar equipos propios, muchas compañías optan por subcontratar servicios. De esta forma, acceden de inmediato a experiencia especializada y a una estructura escalable.
El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos (NIST) refuerza esta visión y señala que esta práctica es habitual en las PyMEs que no disponen del presupuesto ni del conocimiento para contar con personal dedicado. En esos casos, externalizar la ciberseguridad tiene sentido estratégico.
Beneficios en costos, eficiencia y foco en el negocio
Más allá del factor humano, las razones económicas y la búsqueda de eficiencia operativa también impulsan la adopción de servicios tercerizados de seguridad. Mantener un centro de operaciones de seguridad (SOC) interno las 24 horas y contar con las herramientas más avanzadas puede ser inalcanzable para muchas empresas. En cambio, un proveedor externo distribuye esos costos entre varios clientes.
Trabajar con un proveedor especializado también posibilita el acceso a servicios de alto nivel sin tener que hacer grandes inversiones en infraestructura o personal. Además, un socio externo adecuado aporta economías de escala y procesos optimizados que ayudan a reducir costos a largo plazo.
Dicho de otro modo, el outsourcing en ciberseguridad aparece como una alternativa para reforzar las defensas digitales de las empresas de manera costo-efectiva, sin asumir los altos gastos que implica montar y actualizar internamente equipos y herramientas.
Complejidad de las amenazas y tecnologías emergentes
El aumento en la complejidad de las amenazas también impulsa el crecimiento del outsourcing en ciberseguridad. Las empresas se deben enfrentar a riesgos cada vez más sofisticados, como ransomwares y ataques potenciados por inteligencia artificial, que necesitan de capacidades avanzadas para ser repelidas.
Muchas empresas admiten que el panorama digital evoluciona rápidamente, y que la seguridad se volvió clave para garantizar la resiliencia. En este sentido, integrar tecnologías emergentes de manera segura exige un nivel de especialización difícil de sostener puertas adentro.
Frente a ese escenario, son cada vez más las compañías que priorizan servicios gestionados en áreas críticas como la seguridad en la nube o la gestión de identidades. De hecho, el 48% de ellas se reforzó su seguridad contratando proveedores especializados luego de sufrir ataques importantes, según datos de PwC.

Estos proveedores muchas veces actúan como socios estratégicos que colaboran en la modernización de los sistemas de seguridad. Un caso claro es el de la seguridad en la nube. Con la migración masiva a entornos cloud, se transformó en el servicio más externalizado.
El 70% de las empresas ubica la seguridad en la nube entre sus principales preocupaciones, de acuerdo al reporte de Alvarez & Marsal anteriormente mencionado. Esto empuja la demanda de expertos externos capaces de diseñar arquitecturas Zero Trust y monitorear entornos multi-nube.
Cumplimiento normativo y exigencias regulatorias
El endurecimiento del marco regulatorio en ciberseguridad a nivel global se convirtió en otro motor para el crecimiento del outsourcing. Los gobiernos y sectores industriales imponen estándares cada vez más exigentes en materia de protección de datos y privacidad, que las empresas deben cumplir bajo riesgo de sanciones.
Sortear este entramado regulatorio necesita de un nivel de conocimiento legal y técnico que muchas veces no está disponible dentro de las organizaciones. En esta línea, el 76% de los CISOs señaló en 2024 que la fragmentación de regulaciones y el aumento de las exigencias representan un desafío importante, según WEF.

Desde Innovación Digital 360, presentamos algunas de las normativas por las cuales muchas compañías optan por contratar servicios externos:
| Norma / ley / marco | Qué exige o establece | Implicancia para las empresas / outsourcing |
|---|---|---|
| ISO 27001 | Estándar internacional para gestionar seguridad de la información mediante un SGSI y controles auditables. | Muchas empresas recurren a proveedores especializados para implementar, operar y sostener el cumplimiento. |
| Leyes de datos personales (ej. GDPR) | Reglas estrictas sobre privacidad, tratamiento de datos, gestión de incidentes y responsabilidades. | Aumenta la necesidad de capacidades técnicas y de reporte; impulsa la contratación de servicios externos. |
| Marcos nacionales de ciberseguridad | Lineamientos y requisitos locales para prevención, respuesta y continuidad operativa. | Obligan a cumplir estándares mínimos; empresas sin equipos maduros buscan soporte tercerizado. |
| Evaluaciones y reportes de seguridad | Requiere auditorías internas/externas, métricas y documentación periódica. | Proveedores gestionados aportan expertise, herramientas y soporte para evaluaciones y reportes. |
| Ley de Ciberseguridad de Chile (2024) | Obliga a todas las empresas a tener un plan de seguridad propio o provisto por terceros, sujeto a auditoría. | Las organizaciones sin capacidad interna deben contratar servicios externos para cumplir la ley. |
| Sectores regulados (finanzas / salud) | Suelen exigir participación de proveedores certificados para sistemas críticos. | Impulsa contratación de terceros con certificaciones como SOC 2 o PCI. |
Perspectiva en América Latina
En América Latina, el outsourcing de ciberseguridad también gana terreno. El mercado de proveedores en la región está en expansión. Un reporte de Frost & Sullivan estima que hay más de 200 competidores entre América del Norte y América Latina, y que el mercado supera los 14 mil millones de dólares en el continente.
A pesar de ese crecimiento, persisten brechas importantes de madurez y conciencia. La adopción de servicios varía según el país y el sector, y muchas empresas todavía toman medidas reactivas, después de haber sufrido incidentes.
La aprobación de leyes de protección de datos y ciberseguridad en países como Brasil, México, Chile y Argentina obliga a las compañías a profesionalizar su estrategia de seguridad, muchas veces con ayuda de terceros ante la falta de capacidad interna.
Conclusiones y proyecciones hacia 2026
Todos los indicadores muestran que el outsourcing de ciberseguridad continuará creciendo con fuerza hacia 2026, tanto a nivel global como en América Latina.
En busca de mayor resiliencia digital, las empresas seguirán apoyándose cada vez más en sus socios externos para obtener experiencia especializada y lograr soluciones costo-efectivas.
También se prevé un aumento del presupuesto asignado a proveedores especializados en servicios gestionados, como:
- La respuesta ante incidentes.
- Monitoreo 24/7.
- Protección en la nube.
- Análisis de amenazas con inteligencia artificial.
Con ese respaldo, las empresas podrán enfrentar las amenazas crecientes de cara al próximo año con más preparación y capacidad de adaptación.






