ANÁLISIS

El dilema de las direcciones IP limitadas: alta demanda, reglas difusas y poca cooperación



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Mientras América Latina busca expandir el acceso a internet, los marcos regulatorios desalineados entre regiones traban inversiones, encarecen operaciones y acentúan la brecha tecnológica. Expertos advierten que sin consensos básicos, los países con mayor necesidad seguirán en desventaja.

Publicado el 17 de oct de 2025

Tomás Modini

Periodista experto en tecnología B2B



La falta de claridad en las reglas sobre transferencias y arrendamientos de direcciones IP limitadas frena la expansión tecnológica en América Latina.

La industria tecnológica en América Latina atraviesa una etapa de expansión inédita, aunque enfrenta un freno inesperado: la escasez de direcciones IP y la falta de reglas claras sobre su transferencia y alquiler, según marcan las políticas regionales.

La ausencia de normas globales precisas obstaculiza el crecimiento de internet en las zonas que más lo necesitan. Especialistas de IPXO advierten que las regulaciones poco claras sobre el alquiler y la transferencia de direcciones IP afectan directamente a América Latina, África y Asia, lo que complica el cierre de la brecha digital.

El inconveniente no es técnico. A nivel mundial, las direcciones IPv4 pueden utilizarse en cualquier región. Pero las diferencias entre los registros regionales de internet (RIR) y las normativas locales terminan por limitar a quienes buscan crecer en mercados emergentes.

“Las políticas divergentes sobre transferencias, asignaciones y reconocimiento de arrendamientos crean entornos operativos muy diferentes para las empresas”, explicó Ramutė Varnelytė, CEO de IPXO. Y agregó: “Equilibrar la gestión técnica con las realidades de la escasez de direcciones, la demanda del mercado y las prioridades de desarrollo regional sigue siendo, por lo tanto, un desafío constante para la comunidad global de Internet”.

Direcciones IP limitadas y reglas desiguales

Los RIR cumplen un papel central en la administración de los recursos de internet, pero sus criterios distan de ser uniformes. Algunos permiten el arrendamiento, otros no lo reconocen. Algunos exigen justificación para el uso de direcciones, otros son más flexibles. Esa falta de consistencia deriva en incertidumbre y trabas para quienes quieren invertir.

El caso de Asia-Pacífico muestra la complejidad del asunto. APNIC, el registro regional, acepta transferencias interregionales en principio, pero países como China e Indonesia imponen condiciones que hacen prácticamente inviable el uso de direcciones foráneas. En Japón, muchas compañías creen erróneamente que necesitan una filial local para utilizar IP extranjeras, cuando no es requisito de APNIC. La combinación de normativas locales, malentendidos y procedimientos engorrosos desemboca en lentitud y riesgo para las operaciones.

En América Latina, el panorama no es más alentador. LACNIC, el organismo regional, no permite transferencias entre registros y prohíbe la monetización de direcciones. Esa postura genera incertidumbre legal y complica la planificación de los proveedores de servicios. En África, la situación es todavía más frágil, ya que los problemas de gobernanza en AFRINIC trabaron la elaboración de políticas estables.

“Los ISP en regiones restrictivas tienen dificultades para expandir sus redes y satisfacer la demanda de los clientes, mientras que aquellos en regiones flexibles pueden escalar con mayor facilidad”, señaló Varnelytė. “El resultado es una complejidad operativa, costos inflados y un retraso en la comercialización que perjudica a las regiones que ya están intentando cerrar la brecha digital”.

Direcciones IP limitadas y el impacto en proveedores

Las empresas que dependen de la nube sufren de manera particular las reglas fragmentadas. Para operar en diferentes mercados necesitan un bloque de direcciones válido en cada región. Eso implica cumplir con múltiples normativas, negociar con intermediarios y absorber sobrecostos que retrasan los proyectos.

Sin marcos unificados, los proveedores deben calcular riesgos adicionales al expandirse en regiones donde la demanda de conectividad es más alta. Se trata de un cuello de botella que afecta directamente a los usuarios finales, que ven cómo la llegada de nuevos servicios tarda más en concretarse.

IPXO, plataforma global dedicada a la gestión, monetización y alquiler de direcciones IP, advierte que la falta de reglas homogéneas amenaza con profundizar la desigualdad digital.

Según Varnelytė, “el papel de los RIR en la gestión de los recursos IPv4 continúa evolucionando, pero sus enfoques en materia de transferencias, arrendamientos y claridad general de políticas difieren significativamente, con consecuencias reales para los operadores de redes a nivel mundial”.

Direcciones IP limitadas y la necesidad de coherencia global

Europa y Norteamérica lograron ciertos avances que podrían servir de guía. El RIPE NCC en Europa no exige justificación basada en necesidades para asignar direcciones y, junto con ARIN, permite arrendamientos privados bajo marcos reconocidos. Sin embargo, la falta de una visión común genera dudas en las compañías que deben cumplir reglas diferentes según la región en la que operan.

“Necesitamos marcos transparentes e interoperables que fomenten el arrendamiento y la transferencia entre regiones, sin confusiones, restricciones obsoletas ni temor a infracciones de cumplimiento”, sostuvo Varnelytė.

La ejecutiva subraya que no se busca reemplazar la autoridad de los RIR, sino adaptar sus políticas a la realidad de un mercado donde las direcciones IPv4 siguen siendo un recurso limitado. Mientras persista la fragmentación, las direcciones IP limitadas seguirán siendo un obstáculo que golpea con más fuerza a los países en desarrollo, justo aquellos que más necesitan conectividad para impulsar su crecimiento económico y social.“

Hasta entonces, el crecimiento digital seguirá siendo desigual, con las empresas de los mercados emergentes atrapadas tras barreras políticas que no podrán superar”, concluyó Varnelytė.

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