En Latinoamérica, el número de egresados de carreras STEM al año se encuentra muy por debajo de la demanda actual de profesionales de este tipo, que con la pandemia aumentó exponencialmente. Se sabe que, por más esfuerzos que se hagan ahora, a corto plazo la necesidad no podrá ser cubierta.
Hay que remarcar algo. Y es que la escasez de profesionales STEM de la que hablamos no será “gratis”. Aseguran que puede traer aparejada una serie de consecuencias negativas a mediano y largo plazo.
Algunas de ellas son la desaceleración de la innovación y transformación digital; la posibilidad de una ampliación de la brecha digital, habilidades y competencias digitales; la disminución de la competitividad; las disparidades socioeconómicas; y la profundización de la brecha de género en las carreras STEM; entre otras posibilidades que alarman.
A pesar de los esfuerzos de los países latinoamericanos – tanto a nivel público como privado – para incentivar a que los jóvenes del último año del secundario estudien carreras afines, los resultados continúan siendo los mismos.
La educación STEM
Una realidad que marcan especialistas de la educación y la tecnología es que las vocaciones se forman desde edades tempranas. No en el secundario, sino en el período inicial del chico. Y también, por supuesto, a través de una participación activa de la familia en esos primeros pasos.
En esa línea, Nicolás Shenquerman, Regional Manager de una empresa que ofrece una plataforma educativa para la enseñanza y el aprendizaje de la matemática, sostiene que “es importante generar conciencia sobre la relevante de fortalecer la enseñanza de las ciencias duras en los jóvenes, porque en ellas está la clave del presente y futuro de la humanidad”.
Y añade: “El desarrollo de las habilidades STEM debe ser tema de agenda permanente, ya que se necesita buscar nuevas formas de aprendizaje, que acerquen a los niños, niñas y adolescentes a los números, desde otro lugar más atractivo y divertido. Como por ejemplo los juegos”.
Es hora de hacer que la matemática, la ingeniería y la tecnología sean vistas como algo más asequibles y amigables; y lograr que los chicos conecten con la vocación en estas especializaciones. De todas maneras, no será una tarea sencilla y probablemente lleve décadas lograrlos. Pero, sin dudas, se debe comenzar ahora.
