En la última década, el avance de la tecnología y la Inteligencia Artificial ha sido tal que llegamos hasta un punto donde nos cuesta identificar cuándo un video es verdadero o no. Hoy es posible manipular la voz y las expresiones faciales de otras personas, y crear contenidos cien por ciento nuevos. Algo que se conoce popularmente como DeepFake.
El DeepFake recopila datos sobre expresiones y movimientos físicos a través de un método avanzado de Inteligencia Artificial, que después se procesan a través de una Red generativa antagónica (GAN) para crear un video falso. Algo que antes podían hacer solo las grandes producciones cinematográficas, hoy, con el avance de la tecnología, se ha vuelto más accesible.
Al respecto, el experto Dmitry Bestuzhev, sostiene que la técnica de IA “aplicada a expresiones faciales en sí no es maliciosa, ya que permite a la industria del cine, por ejemplo, ofrecer al público experiencias cada vez más asombrosas. Sin embargo, el uso de deepfakes (el abuso del AI) tiende a volverse cada vez más imperceptible y, como pasa con cualquier tecnología innovadora, su proliferación conlleva a riesgos y consecuencias”.
Datos que preocupan
Lo más preocupante es que el gran porcentaje de usuarios latinoamericanos que navega por internet no conoce este término ni se da cuento cuándo un video de este tipo no es real.
De un relevamiento de Kaspersky se desprende que, por ejemplo, el 75 por ciento de los peruanos ignora la existencia de esta táctica, el porcentaje más alto de la región. Quienes le siguen en segundo lugar son México y Chile, los dos con desconocimiento del 72% de desconocimiento, y luego completan la lista Argentina (67%), Brasil (66%) y Colombia (63%).
En total, a nivel Latinoamérica, aproximadamente el 70% no sabe de los DeepFakes.
Sin dudas, ese índice elevado es algo que preocupa a los especialistas de Ciberseguridad del continente, ya que significa que, si los delincuentes aplican esta tecnología a través de tácticas de ingeniería social y fraude, seguramente tengan éxito.
En el mismo informe se observa que los latinoamericanos ni se percatan cuando un video ha sido editado digitalmente utilizando esta técnica. Quien está peor en este aspecto es Colombia: el 72% de los relevados dijo que no pueden detectar este tipo de videos. El podio lo completaron los brasileños y los chilenos, con 71% y 70% respectivamente.
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